sábado, 15 de octubre de 2011



Espacio Geográfico*- Lugar, Sentidos de Lugar

Con el ánimo de dilucidar nuevas formas de comprensión sobre la problemática ambiental resultante de la acción que los hombres ejercen sobre el entorno físico-biótico,  es que se enuncian los conceptos que posibilitan explicitar los vínculos estrechos y multideterminados entre la sociedad (comunidad social y biológica) y el entorno en que circunscriben sus actividades. En este orden de ideas, se presentan las siguientes nociones propias de las ciencias sociales, y en particular, de la geografía.

Espacio geográfico

El espacio geográfico como categoría de la realidad, que expresa y denota la experiencia vivencial de las formaciones sociales, sus características, sus condicionantes, sus contradicciones, etc., circunscribe diferentes elementos, modalidades y componentes constitutivos, propios de su naturaleza histórico-social y natural. Sin embargo, su explicación y conceptualización presenta diversidad de enfoques y criterios, que históricamente se han ido validando, devaluando, sustituyendo, o reutilizando; así se ha pasado de nociones de espacio efectivo (abstracto), fijo, contenedor, absoluto
[1]; a comprenderse el espacio en su generalidad, integrado por un componente biofísico que influye, pero a la vez es influenciado, conformado y sobreconstruido por la esfera humana en sus diferentes estructuras y variables económicas, sociales, culturales, ideológicas, políticas, etc. De aquí que se entienda y asuma al hombre y la sociedad en general, como sujeto (principal y determinante), y no como simples objetos (secundarios y pasivos) en la concepción del espacio y sus procesos de configuración, constitución y transformación.

En efecto, el
espacio geográfico se concibe como una categoría natural, social e histórica, abarcando diferentes interrelaciones. El espacio comprende los procesos y resultados de la acumulación histórica de las temporalidades del mundo biofísico (eras geológicas, ciclos del agua, del nitrógeno, periodos de meteorización, entre otros) con las temporalidades de la sociedad, que connotan los procesos de la producción, incorporación, integración y apropiación social de estructuras y relaciones espaciales en la biosfera terrestre” (MONCAYO, 2001: 17).

Como considera Milton Santos (1996:17), el espacio geográfico es un conjunto indisociable, solidario y también contradictorio de
sistemas de objetos y sistemas de acciones. En relación con los objetos, este autor distingue entre objetos propiamente dichos y dones naturales. Los primeros son el producto de una elaboración social, mientras que los segundos resultan de la evolución del ecosistema natural. Pero la esencia y la existencia de cada uno de ellos suceden siempre en relación con los otros. Además, hay que tener en cuenta que las cualidades y atributos de cada uno de los objetos y dones del espacio geográfico son, en determinado momento fuente de interacciones, con las cuales se pueden encontrar las explicaciones a determinadas dinámicas espaciales.

Así mismo, la evolución histórica del espacio geográfico puede verse como el proceso de creación, acumulación y cambio de los objetos artificiales en la superficie terrestre y de transformación de sus dones naturales (SANTOS, 1996: 20). Este proceso demuestra la interconexión existente entre las formaciones sociales y el proceso de sobreconstrucción del espacio geográfico, en el cual ocurre simultáneamente como efecto adscrito la transformación y degradación ambiental. En este sentido, la comprensión de la problemática ambiental urbana transita por considerar las categorías (factores, elementos y relaciones) que intervienen en su ocurrencia.

Por esta razón, hay que abordar en primer lugar, la condición de la
naturaleza, tanto como categoría fundamental, al igual que como componente o factor constitutivo pero no determinante, dependiendo del orden y ámbito en el que se examine. Este tipo de análisis es adelantado por Coraggio (1983: 20) al manifestar que “no todas las características de los estratos naturales pasan a ser categorías del ámbito social; pero evidentemente el ser humano y la sociedad como un colectivo humano comportan y se comprometen como una entidad de bases biológicas”. En otras palabras, las categorías del ser social están imbricadas con las categorías propias del orden natural, sin las cuales no puede existir efectivamente el todo social.

Para este autor, el espacio es determinación constitutiva de los objetos físicos, donde el término “objeto” no se limita a designar las “cosas” sino también las relaciones, los procesos físicos. El
espacio no es algo que este “al lado de otros” objetos físicos, sino que es condición de existencia de estos
[2]. De otra parte, mientras que el espacio no es una “propiedad” de los cuerpos, si lo es la espacialidad (física) que expresa las cualidades de la extensión, la forma, la posición, la distancia, la dirección; por eso abarca también el movimiento y la conexión espacial (CORAGGIO, 1883: 22).

La comprensión de la espacialidad y la explicación de su lógica y esencia pueden descifrarse a partir de las
leyes que regulan el fenómeno o proceso específico objeto de investigación (su organización y reproducción). En particular, la dilucidación de los fenómenos del orden natural se fundamenta en leyes físicas y biológicas; sin embargo, el impacto ambiental de la sociedad contemporánea ha generado que se incorporen nuevas ideas con base en el hecho real que el hombre puede cambiar e influir negativamente en la dinámica natural, demostrándose cómo el mundo físico no esta totalmente regulado por las leyes del orden natural, de manera que hay que incorporar algunas leyes del orden social con el propósito de interpretar y explicar la incidencia de la sociedad en el entorno, en su transformación. En definitiva, al sustentarse la relación sociedad-naturaleza desde este enfoque, se concibe que el mundo no está desgarrado en objetos de naturaleza diversa, unos puramente físicos, otros puramente orgánicos, otros puramente sociales, etc., existe igualmente una posible articulación entre diversas espacialidades en tanto una formación real compleja está entramada por determinismos de diverso orden  (CORAGGIO, 1983: 23).

En una segunda instancia, se acomete el estudio de las estructuras del orden o ámbito
social, entre las que se encuentran las variables o factores de la economía, la política y la cultura. En este orden se expresa como la economía determina e influencia en gran medida las configuraciones espaciales que inscriben las formaciones sociales. La acción económica del hombre en el espacio y su relación con el medio, expresa como la naturaleza se transforma en objeto para el hombre, en instrumento de utilidad, en la medida que es enajenada del hombre a través del consumo. Las relaciones económicas se realizan (se hacen efectivas) como relaciones particulares, vinculando agentes concretos del sistema social. Tales agentes, en tanto tienen un sustrato físico, tienen una espacialidad fundada sobre momentos de la espacialidad física, como la posición relativa, la dirección del movimiento, etc., pero cuya lógica es social y no física.

En tercer lugar, se considera la
política como factor que interviene en la estructuración del espacio geográfico. A través de la comprensión de las conexiones que emergen entre los procesos políticos, el uso del poder y la utilización del espacio, se puede explicar a su vez la forma en que se maneja y transforma el ambiente. De esta manera, el análisis de los problemas ambientales urbanos desde la perspectiva geográfica considera la incidencia de las relaciones tejidas por factores de índole político en correspondencia directa con intereses económicos de grupos o agentes particulares en la construcción del espacio geográfico. Este señalamiento teórico enfatiza que las relaciones entre el ser humano y el ambiente pueden ser entendidas de manera adecuada por referencia al vínculo existente entre los patrones de uso de los recursos y las fuerzas económicas y políticas en la sociedad.

Además, el abordaje de los problemas geográfico ambientales requiere un examen del impacto que tienen el Estado y el mercado, como agentes de poder, en la forma como determinados grupos utilizan sus recursos naturales básicos, los transforman, alteran y simplifican, generando su degradación progresiva. Este tipo de análisis permite efectuar una exégesis del papel que juegan las relaciones de poder en los cambios presentes en las condiciones ambientales. Así, se reflexiona sobre cuáles son los agentes y actores que intervienen en los procesos de producción del espacio de interfases urbano-rurales, y cual es la correlación entre la participación de estos actores y el proceso progresivo de degradación ambiental.

En cuarto lugar, se examina la variable
cultural como factor que interviene en la construcción social del espacio, y por consiguiente, en la transformación y degradación ambiental. En lo concerniente al estudio del medio y sus relaciones con el hombre, se parte del principio de no aceptación de un único sentido de lugar, puesto que empíricamente se puede demostrar que no todas las personas que residen en un mismo lugar experimentan los mismos sentimientos, ni con la misma intensidad hacia el lugar que comparten.

Por el contrario, aparecen grupos de personas que presentan afinidades en lo que atañe a los lazos que establecen con el lugar en que residen.


Lugar-Sentidos de Lugar

El lugar[3] y la experiencia del mismo no es un proceso aislado, sino que se relaciona con otros procesos no siempre controlados ni tan siquiera percibidos, pero que influyen significativamente en nuestras vidas (trabajo, poder) y por consiguiente en nuestro sentido del lugar. Los sentidos de lugar aparecen pues, como un juego de fuerzas cuyos componentes pueden ser por una parte, la presencia de intereses o fuerzas estructurales que caen fuera del control individual y del grupo. “Estas fuerzas estructurales tienden a la cosificación de la vida, de la cotidianeidad y por consiguiente del espacio que, como los demás objetos, son productos de las actividades humanas y por tanto en las formas espaciales se representan los intereses de clase de acuerdo con el modo de producción dominante” (ESTEBANEZ, 1994: 53).

Además de esas fuerzas estructurales que tienden a crear un modelo territorial conforme con los intereses hegemónicos, existen en el hombre otras fuerzas más o menos desarrolladas, según el grado de alienación que le
incitan a reafirmarse, a buscar la identidad y el enraizamiento con el lugar. El juego de estos dos vectores produce una fuerza resultante que podemos denominar sentido del lugar. Por consiguiente, cada grupo o individuo está sometido a este doble juego de fuerzas contradictorias, cuyos efectos no son uniformes en todas las personas o grupos, de ahí la inexistencia de un único sentido del lugar positivo, negativo o indiferente (topofilia, topofobia o toponegligencia), sino que pueden darse personas y grupos que ante un mismo lugar experimenten reacciones adversas, es decir, nos encontramos con diferentes sentidos del lugar.


Tal vez una concepción más matizada sobre las fuerzas que actúan en la valoración espacial sea considerar como hace Parkin[4], al tratar las diferentes concepciones valorativas que compiten entre sí y actúan sobre cada individuo y grupo. Es decir, aunque la evolución del paisaje urbano o de interfases urbano-rurales hacia la uniformidad es una realidad palpable, el fenómeno puede interpretarse sin embargo de muchas maneras, puesto que los hechos por sí mismos no originan la interpretación. En nuestra sociedad occidental, pueden diferenciarse tres concepciones que tienen diferentes orígenes y proporcionan distintas interpretaciones del lugar y de su sentido o significado.

Haciendo extensivo el enfoque de Parkin al estudio del sentido del lugar, cabe diferenciar un sistema de valores dominante, cuyo origen social está en el orden institucional imperante y es el contexto moral que promueve la
cosificación del espacio y la conversión de los lugares en simples contenedores o canales de flujos, creando espacios sin capacidad de sorpresa o produciendo divisiones muy marcadas entre habitar, trabajar y circular, creando una conducta esquizofrénica en muchos de los habitantes de las áreas metropolitanas. De esta forma, el urbanismo forma parte de la esfera cultural que está impregnada de los valores dominantes que representan los puntos de vista de los grupos privilegiados, es decir, del segmento social que mayor beneficio obtiene de la reificación del marco urbano.

Por otra parte, el sistema de valores subordinado se origina en la comunidad local formada por una clase trabajadora. Su contexto moral tiende a promover respuestas acomodaticias y carece de instituciones que le permitan poner en tela de juicio el sistema de valores dominante, su influencia es, pues, muy limitada y también el pesimismo y tendencia a conseguir algunas recompensas, así como su desconocimiento global de la ciudad, ya que una de las estrategias del sistema de valores dominantes es reducir a la clase subordinada su referente social de comparación. La clase subordinada, al
carecer de una visión global de la ciudad en la que habita y de la situación real y objetiva de su marco de vida, se compara no con los grupos privilegiados, sino con sus vecinos que disponen de rentas y de marcos urbanos muy semejantes.

De este modo, en un mismo lugar se originan reacciones diferentes, por consiguiente es más apropiado hablar de sentidos de lugar y no de lugares con propiedades únicas sobre sus habitantes. En el caso de la ciudad o áreas de interfases urbano-rurales existe la presencia de sentidos de lugar según la edad, clase social o contexto cultural. Para el caso particular objeto de estudio se definen los siguientes tipos o sentidos de lugar:


Sentido del lugar social: Está dominado y orientado hacia las relaciones sociales. El lugar en sí tiene poco significado y sólo se ve como el centro en el que se producen contactos sociales. El lugar es el territorio en donde se encuentran los familiares, los amigos y los vecinos. Por lo tanto, el lugar tiene un sentido social y son los lazos sociales los que se confieren significación.


Sentido del lugar apático: Puede considerarse como la única categoría que carece de sentido del lugar. Las personas que no lo poseen no manifiestan interés por ningún aspecto del lugar, y en sus respuestas emplean una forma condescendiente y reflejan una incapacidad de transformar el curso de los hechos que afectan su vida.


Sentido del lugar instrumental: Se considera el barrio habitado como un medio para lograr un fin. El lugar es significativo en la medida que le proporciona o no mercancías, servicios, oportunidades, accesibilidad, etc. Muchas veces este sentido del lugar denota lazos de su desafecto y se insiste en lo que se percibe como carencial: aburrido, sin comercio, sucio, etc.


Sentido del lugar nostálgico: Está dominado por un sentimiento hacia el lugar, que corresponde a una situación real o imaginaria del pasado. El sentimiento que experimenta hacia el lugar, se apoya en situaciones o acontecimientos que ocurrieron en el pasado. Los pensamientos nostálgicos se refieren al tiempo y al espacio.


Sentido del lugar como plataforma o escenario: Se refiere a las personas o grupos que consideran el lugar como un escenario en el que discurren sus vidas y en una etapa significativa de su existencia. Buscan gentes afines. Tiene un carácter de mercancía y cuando se considera obsoleto, física o socialmente, se cambian de barrio en busca de sus iguales.


Sentido del lugar arraigado: El lugar es considerado algo importante. Se sienten identificados y aparece de forma manifiesta el sentido de pertenencia al lugar. Son los que pertenecían al lugar espontáneamente, sin tener que buscar justificación, se sienten muy
cómodos y se encuentran auténticamente en casa.

[1] En primer lugar, la idea de espacio fijo se asocia al espacio como escenario “inmutable y quieto” de la vida social, la cual sí es dinámica en su carácter histórico; en segundo lugar, el espacio como contenedor, en el cual están las cosas ocupando (o dejando vacío) el espacio mismo; y finalmente, como un espacio absoluto, que resume y ajusta las nociones anteriores, en el sentido que considera que el espacio tiene existencia propia e independiente, es homogéneo y es el medio isotrópico en el que existen o se localizan los objetos, incluidos los cuerpos humanos y los objetos construidos. Citado con base en: DELGADO M. Ovidio. Teorías sobre el espacio en la geografía contemporánea. Universidad Nacional de Colombia. Departamento de geografía. Bogotá. 2000. p. 7,8.

[2] Quedan así descartadas las concepciones que substancializan el espacio y aún aquellas que lo presentan como un continente homogéneo, en el cual están todas las cosas ocupando (o dejando vacío) el espacio mismo. De ser así, las formas espaciales, o las relaciones de posición o de movimiento, podrían existir también “fuera del espacio” y eventualmente ser introducidas en él. Esta imposibilidad de existencia sin el sustrato espacial es lo que se señala al decir que el espacio es una determinación constitutiva (e inseparable) de las cosas y los procesos físicos mismos, o cuando se enuncia que estos son “espaciales. Tomado de: CORAGGIO, José Luis. Sobre la espacialidad social y el concepto de región. CEPAL. Santiago de Chile. 1983. p. 22.


[3] El lugar es el espacio de relación más íntima entre los objetos naturales, la “naturaleza construida”, las relaciones sociales y las significaciones culturales. La proximidad entre los agentes sociales, la semiología del entorno cercano y la convergencia de significaciones convierten el lugar en la célula espacial básica de las colectividades humanas, es una especie de totalidad territorial comunitaria mínima. MONTAÑEZ. G. Gustavo. Introducción: Razón y pasión del espacio y el territorio. En: UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA. Red de estudios de espacio y Territorio, RET. Espacio y Territorios. Razón, pasión e imaginarios., P. 27.

[4] PARKIN, F. Orden político y desigualdades de clase, Debate, Madrid. 1978. Citado por: Ibid., p. 53.
Las Jornadas de Geohistoria desarrolladas por el Semillero de Investigación en Historia y Geografía  han tratado sobre temas relativos a:


Transición Urbano - Rural 
Espacio Geográfico - Lugar, Sentidos de Lugar
Paisaje - Ecología del Paisaje

A continuación (Siguientes Entradas) se exponen los aportes conceptuales y metodológicos resultantes de las jornadas de geohistoria.