lunes, 5 de diciembre de 2011

Análisis geográfico del proceso de urbanización de Pereira, Colombia.

Con el fin de compartir lecturas y análisis sobre las dinámicas urbanas de las ciudades intermedias latinoamericanas, expongo en el blog:
 http://www.historiaygeografiaucaldas.blogspot.com/, la propuesta interpretativa del desarrollo y crecimiento urbano de la ciudad de Pereira, epicentro y eje nodal de la región centro-occidental de Colombia, constituida en su diacronía particular alrededor de la caficultura. En este sentido, la intención es generar lazos de estudio e investigación con personas y colectivos de trabajo interesados en "la generación o familias de ciudades que comparten patrones de urbanización similares y/o modos de articulación económica" a los circuitos globales históricamente determinados. 

domingo, 16 de octubre de 2011

Espacios de Transición Urbano - Rural 

Construcción social del espacio rururbano

La comprensión del proceso de producción del espacio geográfico rururbano en América Latina requiere del reconocimiento de las dinámicas dialécticas e interrelacionadas entre los ámbitos urbanos y rurales en contextos de aplicación histórica de modelos de desarrollo altamente dependientes, concentradores de tierra y opciones de inversión y uso del espacio, por tanto generadores de disparidades y desigualdades territoriales. A partir de este panorama, se plantea como punto de partida para el estudio de estas nuevas expresiones espaciales reproducidas por todo el continente, la realización de análisis sobre los diferentes momentos y estadios históricos de las mutaciones del medio rural[1] y su contracara en el proceso de urbanización.  

(Véase artículo paisajes alterados: http://lunazul.ucaldas.edu.co/index.php?option=content&task=view&id=387. )

Por otra parte, se propone de manera introductoria, siguiendo la tradición de estudios geográficos, hacer uso de la mirada comparativa con otros casos para reconocer similitudes y diferencias entre  "realidades" aparentemente divergentes, las cuales nos puedan ofrecer caminos de entendimiento teórico-metodológicos desde sus experiencias, producto de senderos ya recorridos. Es así como en esta reseña de apertura a la reflexión de la temática rururbana, se considera la lectura interpretativa realizada sobre la comunidad valenciana en España (paradigmático de este fenómeno especulativo de consumo de suelo rururbano). Justamente, el investigador de Pedro J. Ponce Asensio [2], en su estudio sobre los "cambios sociales en espacios periurbanos del país valenciano: El Puig de Santa María", avanza la siguiente explicación del proceso de periurbanización: (Véase: http://mural.uv.es/pepona/principal.html)
estos cambios han sido de índole diversa: demográficos, sociales, culturales, económicos, físicos, institucionales, de accesibilidad e incluso de imagen. Todos ellos han sobrevenido de forma interrelacionada, siendo a menudo causa y efecto entre ellos y tienen un origen común: el mundo urbano”. 

A continuación se manifiestan algunos factores explicativos y procesos que subyacen a la rururbanización, los cuales han influido en la metamorfosis rural y su re-configuración territorial; entre ellos, los aspectos poblacionales (dinámica poblacional, movimientos migratorios), la percepción de nuevas valoraciones e imagen de lo rural, los cambios en las actividades y usos de los espacios rurales, entre otros.


Rururbanización o la urbanización del medio rural. Algunos factores explicativos:

De acuerdo a lo enunciado por Ponce, hay una serie de hechos objetivos que causan actualmente la rururbanización, a saber: 


“La evolución de los sistemas y medios de transporte y de comunicaciones, el uso generalizado del automóvil, junto a las disfunciones económicas (congestión, carestía del suelo...), medioambientales (polución, ruido, escasez de espacios libres y verdes...) y sociales (marginación, delincuencia...) de los espacios urbanos han propiciado, por un lado, una mayor flexibilidad de localización de los distintos usos, sobre todo el residencial; y por otro lado, una disminución de las fuerzas de atracción de las ciudades, si es que no lo son de repulsión. De esta manera en el ámbito urbano se está rompiendo con la unidad de funcionamiento lugar de residencia–lugar de trabajo”.

Además plantea que la urbanización de los espacios rurales contiguos al mundo urbano no es un fenómeno reciente. La expansión física de la ciudad industrial, necesaria para acoger tanto a las fábricas como a su mano de obra alóctona, se hizo sobre el campo inmediato en forma de «mancha de aceite» o «a salto», alcanzando a pequeños núcleos, sin planeamiento en muchos casos, con considerables espacios libres que se irían rellenando poco a poco hasta adquirir una continuidad física primero y una coherencia funcional más tarde con los espacios centrales de la ciudad. Es lo que se ha llamado la suburbanización.

La magnitud de la avalancha demográfica e industrial hizo que el crecimiento urbano alcanzara espacios rurales cada vez más alejados. Siguiendo las vías de comunicación, de una forma «tentacular», los pueblos rurales del extrarradio urbano vieron como se reducía su espacio agrícola para poder albergar a su nueva población y a algunas industrias.


En muchos casos el aumento demográfico era muy superior al de las actividades con lo que los antiguos pueblos rurales hacían la función de ciudad-dormitorio para los activos urbanos y de esa manera perdían su personalidad paisajística, ya que el pequeño casco tradicional iba a quedar envuelto por un anodino cinturón de barriadas de vivienda colectiva[4]. Ciertamente, para precisar esta dinámica territorial, se exponen a continuación una serie de conceptos que en la literatura académica especializada enfocan este fenómeno de la urbanización progresiva en las áreas rurales; allí se señalan rasgos, variables y aspectos que se presentan al interior de esta realidad socio-espacial actual.

Periurbanización:

Considerando ciertos aspectos coincidentes con el ámbito Europeo[5], pero también reconociendo las diferencias con lo acaecido en América Latina, y en Colombia particularmente, la periurbanización actual expresa o refleja la crisis del sector agrario, rural y campesino, y de otro parte, la anomia social y dificultades que se acentúan en el espacio urbano, todo ello relacionado con los efectos territoriales de la aplicación irrestricta de un modelo de desarrollo económico impuesto, lejano de un proyecto autónomo, colectivo y autoderminado de país. 

De esta forma, se observa la reproducción sintomática de una periurbanización popular y de exclusión, consecuencia de los cambios demográficos rural-urbanos (por pauperización del campo, crisis económica agraria, monopolios extractivos primarios, desplazamiento forzado, etc.) que origina la llegada masiva de población a la ciudad, la cual al no tener la capacidad adquisitiva suficiente para acceder al “mercado legal” o privado de la vivienda, es “arrinconada” en áreas periféricas o "bordes" de las ciudades, lugares que en muchas ocasiones, no son aptos para la localización de asentamientos humanos (zonas de amenazas, proclives a la conformación de escenarios de vulnerabilidad, y por tanto de riesgo).

En suma, esta tipología de territorialización periurbana se asocia generalmente a procesos de invasión, como también a desarrollos urbanos suscitados en proyectos de vivienda popular, los cuales en algunas ocasiones presentan deficiencias arquitectónicas y urbanísticas.

Manizales. Periurbanización popular y de exclusión

Fuente: Jorge Andrés Rivera Pabón (todas las fotos). Para ampliar las imágenes pinchar sobre ellas.



A su vez, este fenómeno socio-espacial contemporáneo está aunado en el contexto nacional a factores diversos, como son, entre otros, al desmonte progresivo de lo poco que se había construido del "Estado de Bienestar", y la consecuente reestructuración administrativa  y privatización de las empresas públicas "para ser competitivos" en el marco de la globalización neoliberal. Así, se clausuró una labor que es propia de la naturaleza del Estado y razón de su existencia, como es proporcionar una cobertura "pública", digna y de calidad para toda la población, en particular en temas básicos de servicios domiciliarios, vivienda y  hábitat saludable y sustentable. 

Como respuesta se ha adjudicado esta función al sector financiero, configurando una tríada de poder con las empresas constructoras y algunos actores y agentes políticos. Por consiguiente, se ha afianzado como política de urbanización, la valoración estratégica de tierras en las periferias urbanas, con la coalescencia y apoyo de las administraciones municipales que han accedido, dando vía libre a la generación de un proceso de especulación de suelo sobre las futuras áreas de crecimiento.

Pereira. Periurbanización de estratos sociales de ingresos medio-altos. “Contraste con las pre-existencias”


Panorámica de Pereira y su expansión sur-oriental. Nuevos condominios rururbanos

Veredas y zonas rurales pre-existentes. Yuxtaposición de realidades socio-espaciales. 






Es exactamente, en medio de esta dinámica de expansión expuesta, que se percibe en segundo término el proceso de cambio residencial de la población de mayores ingresos (de los barrios intra-urbanos asociados tradicionalmente con los espacios de riqueza y bienestar -el patrón de segregación socio-espacial de la urbanización en el periodo de modernización-) a las áreas suburbanas o rurales de raigambre campesina, produciéndose lo que denominan algunos autores como gentrificación rural y rurubana (Nates, 2008; Phillips, 2008)** o  elitización (Garcia, 2001)***; fenómeno que proporciona un gran superávit económico a los agentes y actores de la cadena de producción de vivienda en condominios neo-rurales, debido a la rentabilidad que representa el paso de suelo rústico de bajo valor  a suelo urbanizado, donde el precio lo fija el nivel de ganancia esperado en la operación inmobiliaria (desregulada, flexible y abierta al "laisser faire" del mercado) [6]

Igualmente, junto a este proceso se evidencia la relocalización de actividades y servicios, como son, los supermercados a las afueras de las ciudades, estaciones de gasolina, clubes sociales, colegios, expansión de redes de nuevas tecnologías-wi fi, telefonía, etc-.). Incluso, es de destacar el cambio de la variable distancia en el imaginario de la población urbana. 


Nuevos colegios neo-rurales vr. escuelas rurales tradicionales en el área de expansión sur-oriental de Pereira






Rururbanización

Algunos autores ilustran la existencia de una similitud entre la periurbanización y la rururbanización, ya que son evidencia del fenómeno de expansión urbana; no obstante se hace una consideración desde la óptica del habitante rural, donde este fenómeno genera más problemas, es decir que posee un carácter limitante, y en ocasiones, contraproducente y destructivo.


Precisamente, Ponce al citar a Barrère, promotor de la coincidencia entre los dos procesos citados, señala que desde la óptica urbana se habla de exurbanización o contraurbanización[7] para diferenciarlo del proceso de suburbanización. De esta forma, “la exurbanización sería el vaciado del medio urbano (salida de urbanitas), mientras que la suburbanización sería el derrame de los rurales llegados que han excedido la capacidad de la ciudad (Barrère, 1988:61) [8]. Para Bauer y Roux la rururbanización es la forma más reciente de la expansión urbana, lo cual resulta contradictorio con lo expresado por Barrère”.


Toda esta discusión y presentación de la diversidad conceptual sobre el tema, demuestra que, como plantea Ponce, “existe una escasa unanimidad entre los distintos autores para definir el proceso de periurbanización", sin embargo sí que coinciden en los rasgos del espacio cuando dicen que será rururbano si cumple tres condiciones:

a. Estar próximo a áreas urbanas.
b. Recibir población desde ellas.

c. Predominio del espacio no urbanizado.

De igual manera, el autor señala que Roselló i Verger, desde una postura más comprometida, dice que la rururbanización consiste en la apropiación del campo por la ciudad, coincidiendo con los demás en que es propia de los espacios rurales inmediatos a grandes ciudades y áreas metropolitanas (Binimelis, 1996).

Sintetizando, la rururbanización es la llegada al
 espacio rural por gente del mundo urbano y se apoya en una serie de elementos que la propician:


a. La problemática urbana: congestión, contaminación, inseguridad, marginalidad, deshumanización, aislamiento, escasez de la vivienda, carestía del suelo...
b. La construcción y mejora de infraestructuras viarias.
c. El uso del vehículo privado.
d. Una nueva imagen de lo rural
e. Nuevas actitudes. Valores ecológicos en alza.
f. Impulso de las políticas urbanas (de carácter neoliberal*) , destacando el papel de las instituciones locales:  Oferta de suelo por las administraciones locales
g. Incremento de los servicios privados y de ocio
h. La elevación del nivel de renta.

Este conjunto de factores ha contribuido a la aparición de:

a. numerosas áreas de
viviendas unifamiliares de baja densidad en urbanizaciones aisladas,

b. a la creación de nuevas barriadas de viviendas adosadas en el perímetro de núcleos rurales,
c. a la rehabilitación de viviendas rurales dispersas o en el interior de los pueblos
d. y también ha propiciado la expansión numérica de las segundas residencias y la conversión de muchas de ellas en viviendas principales.



Rurubanización en el eje cafetero. Consolidación de "Segundas residencias". Municipio de Risaralda.Vereda Cambia, Departamento de Caldas.



De otro lado, a diferencia de la suburbanización (en este caso, periurbanización popular[10]) espacial y morfológicamente, la rururbanización de élite es “horizontal”, baja y abierta. Además, como anteriormente lo fue el éxodo rural, la urbanización del campo es también un proceso social y demográficamente selectivo ya que se desarrolla generalmente por:

a. familias de renta media-alta con hijos menores, en busca de un marco existencial más en contacto con la naturaleza,
b. a parejas jóvenes que buscan el acceso a la propiedad de una vivienda de mayor amplitud y en un entorno natural,
c. y también a matrimonios mayores que por motivos de tranquilidad ocupan su vivienda de vacaciones o de fin de semana de forma permanente.

El modelo se completa con la proliferación de actividades económicas recientes y grandes superficies comerciales
[12], junto al uso masivo del automóvil privado como medio habitual de transporte para buena parte de esta población que realiza desplazamientos de radio cada vez mayor.» (Calvo Palacios en Méndez y Molinero, 1993: 586[13]).

Finalmente, y con relación al desarrollo de este proceso territorial en la "región cafetera" (al igual que en otros espacios geográficos del país), se presenta, al mismo tiempo, y con gran intensidad, una rururbanización "de desarraigo y desplazamiento". Esta tipología rururbana de exclusión social coexiste en algunos casos con las segundas residencias (estratos sociales de clases medias, altas); no obstante, se genera una tensión entre estas dos territorialidades toda vez que se produce un incremento constante del valor del suelo, y como corolario la presión a la venta de los pobladores de ingresos más bajos.



Pereira. Nuevas dinámicas inmobiliarias en áreas rurales, tensiones y diferenciación socio-espacial.

Circuito turístico sur-oriente Vereda Condina. Fragmentación de coberturas arbóreas y ecosistemas estratégicos



 Consumo de suelo de aptitud agrícola y protección ambiental: "Del espacio campesino al nuevo cultivo de casas"


TABLA. Aspectos Negativos y positivos de la Rururbanización.




Fuente video: Jorge Andrés Rivera


] Este apartado se desarrolla a partir de la exploración, confrontación de ideas y un análisis comparativo sobre el fenómeno de cambios rurales en España. Por tanto, es necesario señalar que la autoría del texto de referencia es de: PONCE ASENSIO, de Pedro J. Cambios Sociales en Espacios Periurbanos del País Valenciano. El Puig de Santa María. Universidad de Valencia. En: http://mural.uv.es/pepona/indice1a.htm


[2] Reconociendo que la referencia teórica de estudio es para espacios de características europeas, los procesos sucedidos en nuestro contexto regional tienen cierta correlación y corresponsabilidad con la dinámica expuesta, ya que es consecuencia de las transformaciones y cambios urbano-rurales ocurridos en el marco de las nuevas tendencias de la globalización económica, cultural y territorial, de amplia fuerza homogenizadora. Así, se constata la rururbanización como un fenómeno resultante de la crisis socio-natural del mundo contemporáneo, sin discriminación locacional en la pangea terrestre. Sin embargo, es preciso resaltar que la construcción social de lo rural varía de unos países a otros, lo cual hace más difícil cualquier generalización, aunque sí se pueden detectar procesos similares entre diferentes espacios, con las lógicas diferencias entre Norte y Sur.


[5] En España, desde la década de los 80, el crecimiento demográfico de las periferias urbanas experimenta un cambio más cualitativo que cuantitativo, en el sentido en que ahora la causa es la salida de población y también de actividades desde las ciudades hasta el medio rural circundante, más o menos próximo. Además, si la periurbanización sólo significara la urbanización de la periferia urbana es evidente que ésta sería una «periurbanización en altura», densa, como resultado de las fuerzas centrípetas de la gran ciudad próxima que no puede albergar la vertiginosa y masiva irrupción protagonizada por gente del mundo rural, es decir, sería un subproducto del proceso de urbanización. PONCE. Ibíd. En: http://mural.uv.es/pepona/indice1a.htm

6] En palabras de un antiguo empresario de la caficultura entrevistado, “antes sembrábamos café, ahora cemento”.

[7]La terminología es rica y variada para definir un solo fenómeno, quizás por las dificultades para hacerlo. Pero dejaremos el término «contraurbanización» para definir lo que ha sido un paso más en el fenómeno de la exurbanización. Citado con base en: PONCE. Op.cit. http://mural.uv.es/pepona/indice1a.htm

[8] En función de lo expuesto con anterioridad, podría decir que la suburbanización es una fase, etapa, o una característica dentro de las tipologías posibles dentro de lo que he señalado como PERIURBANIZACIÓN.

B. Berry, basándose en estudios realizados en Estados Unidos, elabora en 1976 su teoría de la contraurbanización, entendiéndola como un proceso de desconcentración de la población que explica las tendencias simultáneas de crecimiento demográfico en las áreas rurales y de retroceso o estancamiento en los grandes centros urbanos. Para B. Kayser significa un cambio en los ritmos de crecimiento de la urbanización metropolitana, los cuales se ralentizan pero siguen siendo positivos, mientras que los de las zonas rurales y no metropolitanas cambian el signo, de negativo a positivo, lo cual supone una inversión migratoria que a veces se ve oculta por un saldo vegetativo negativo como consecuencia de los efectos del éxodo rural.

[9] Este aspecto es diferencial entre los países. En Colombia, las áreas periurbanas populares y rururbanas deben autogestionar sus servicios “públicos”.

[10] La Periurbanización popular, a diferencia de lo citado para la rururbanización, es entonces, espacial y morfológicamente con tendencia a la “verticalización”- densa, como es el caso de las soluciones de vivienda de interés social, o de los barrios de autoconstrucción, no homogéneas, que también crecen en altura, por ser la solución de vivienda para núcleos familiares grandes (los hijos y sus nuevas familias).

[11] A pesar que en el contexto nacional y regional se presenta este fenómeno, no es tan generalizado como en los países desarrollados, debido a la especulación que se viene dando en el proceso (similar a la Periurbanización de élite). Lo más visible es la adquisición de este “estilo de vida” por estratos sociales de renta media y alta.

12] Hay que seguir el curso del proceso, para conocer cuánto tiempo toma la llegada de estos servicios buscando los demandantes potenciales” que eran sus antiguos, en la ciudad “consolidada”

[13] Aparte citado con base en: PONCE. Ibíd. En: http://mural.uv.es

* (señalamiento del autor del blog)
** Nates Cruz, Béatriz. (2008). Procesos de gentrificación en lugares rururbanos: Presupuestos conceptuales para su estudio en Colombia. Revista Antropol. Sociol. No 10. P. 253-259.
Phillips Martin.(s.f). Rural gentrification and the production of nature: a case of study from Middle England. Department of Geography. University of Leicester, United Kingdom, UK. Paper prepared for the 4Th International Conference of Critical Geographers. Mexico City 
Phillips Martin.(2008). Rural gentrification. In: SciTopics, Research summaries by experts. 
***
Propuesta terminológica: 

GARCÍA HERRERA, Luz Marina.(2001). Elitización: propuesta en español para el término Gentrificación. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. B3W-332. Universidad de Barcelona. Vol VI. No. 332.

Debate crítico frente al uso del término y su reproducción sistemática:
Duque Calvache, Ricardo. (2010).  La difusión del concepto gentrification en España. Reflexión teórica y debate terminológico. En: Biblio 3W. Revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona. Vol XV. No. 875. 

Nota: Fotos-Fuente (Jorge Andrés Rivera Pabón)

sábado, 15 de octubre de 2011



Espacio Geográfico*- Lugar, Sentidos de Lugar

Con el ánimo de dilucidar nuevas formas de comprensión sobre la problemática ambiental resultante de la acción que los hombres ejercen sobre el entorno físico-biótico,  es que se enuncian los conceptos que posibilitan explicitar los vínculos estrechos y multideterminados entre la sociedad (comunidad social y biológica) y el entorno en que circunscriben sus actividades. En este orden de ideas, se presentan las siguientes nociones propias de las ciencias sociales, y en particular, de la geografía.

Espacio geográfico

El espacio geográfico como categoría de la realidad, que expresa y denota la experiencia vivencial de las formaciones sociales, sus características, sus condicionantes, sus contradicciones, etc., circunscribe diferentes elementos, modalidades y componentes constitutivos, propios de su naturaleza histórico-social y natural. Sin embargo, su explicación y conceptualización presenta diversidad de enfoques y criterios, que históricamente se han ido validando, devaluando, sustituyendo, o reutilizando; así se ha pasado de nociones de espacio efectivo (abstracto), fijo, contenedor, absoluto
[1]; a comprenderse el espacio en su generalidad, integrado por un componente biofísico que influye, pero a la vez es influenciado, conformado y sobreconstruido por la esfera humana en sus diferentes estructuras y variables económicas, sociales, culturales, ideológicas, políticas, etc. De aquí que se entienda y asuma al hombre y la sociedad en general, como sujeto (principal y determinante), y no como simples objetos (secundarios y pasivos) en la concepción del espacio y sus procesos de configuración, constitución y transformación.

En efecto, el
espacio geográfico se concibe como una categoría natural, social e histórica, abarcando diferentes interrelaciones. El espacio comprende los procesos y resultados de la acumulación histórica de las temporalidades del mundo biofísico (eras geológicas, ciclos del agua, del nitrógeno, periodos de meteorización, entre otros) con las temporalidades de la sociedad, que connotan los procesos de la producción, incorporación, integración y apropiación social de estructuras y relaciones espaciales en la biosfera terrestre” (MONCAYO, 2001: 17).

Como considera Milton Santos (1996:17), el espacio geográfico es un conjunto indisociable, solidario y también contradictorio de
sistemas de objetos y sistemas de acciones. En relación con los objetos, este autor distingue entre objetos propiamente dichos y dones naturales. Los primeros son el producto de una elaboración social, mientras que los segundos resultan de la evolución del ecosistema natural. Pero la esencia y la existencia de cada uno de ellos suceden siempre en relación con los otros. Además, hay que tener en cuenta que las cualidades y atributos de cada uno de los objetos y dones del espacio geográfico son, en determinado momento fuente de interacciones, con las cuales se pueden encontrar las explicaciones a determinadas dinámicas espaciales.

Así mismo, la evolución histórica del espacio geográfico puede verse como el proceso de creación, acumulación y cambio de los objetos artificiales en la superficie terrestre y de transformación de sus dones naturales (SANTOS, 1996: 20). Este proceso demuestra la interconexión existente entre las formaciones sociales y el proceso de sobreconstrucción del espacio geográfico, en el cual ocurre simultáneamente como efecto adscrito la transformación y degradación ambiental. En este sentido, la comprensión de la problemática ambiental urbana transita por considerar las categorías (factores, elementos y relaciones) que intervienen en su ocurrencia.

Por esta razón, hay que abordar en primer lugar, la condición de la
naturaleza, tanto como categoría fundamental, al igual que como componente o factor constitutivo pero no determinante, dependiendo del orden y ámbito en el que se examine. Este tipo de análisis es adelantado por Coraggio (1983: 20) al manifestar que “no todas las características de los estratos naturales pasan a ser categorías del ámbito social; pero evidentemente el ser humano y la sociedad como un colectivo humano comportan y se comprometen como una entidad de bases biológicas”. En otras palabras, las categorías del ser social están imbricadas con las categorías propias del orden natural, sin las cuales no puede existir efectivamente el todo social.

Para este autor, el espacio es determinación constitutiva de los objetos físicos, donde el término “objeto” no se limita a designar las “cosas” sino también las relaciones, los procesos físicos. El
espacio no es algo que este “al lado de otros” objetos físicos, sino que es condición de existencia de estos
[2]. De otra parte, mientras que el espacio no es una “propiedad” de los cuerpos, si lo es la espacialidad (física) que expresa las cualidades de la extensión, la forma, la posición, la distancia, la dirección; por eso abarca también el movimiento y la conexión espacial (CORAGGIO, 1883: 22).

La comprensión de la espacialidad y la explicación de su lógica y esencia pueden descifrarse a partir de las
leyes que regulan el fenómeno o proceso específico objeto de investigación (su organización y reproducción). En particular, la dilucidación de los fenómenos del orden natural se fundamenta en leyes físicas y biológicas; sin embargo, el impacto ambiental de la sociedad contemporánea ha generado que se incorporen nuevas ideas con base en el hecho real que el hombre puede cambiar e influir negativamente en la dinámica natural, demostrándose cómo el mundo físico no esta totalmente regulado por las leyes del orden natural, de manera que hay que incorporar algunas leyes del orden social con el propósito de interpretar y explicar la incidencia de la sociedad en el entorno, en su transformación. En definitiva, al sustentarse la relación sociedad-naturaleza desde este enfoque, se concibe que el mundo no está desgarrado en objetos de naturaleza diversa, unos puramente físicos, otros puramente orgánicos, otros puramente sociales, etc., existe igualmente una posible articulación entre diversas espacialidades en tanto una formación real compleja está entramada por determinismos de diverso orden  (CORAGGIO, 1983: 23).

En una segunda instancia, se acomete el estudio de las estructuras del orden o ámbito
social, entre las que se encuentran las variables o factores de la economía, la política y la cultura. En este orden se expresa como la economía determina e influencia en gran medida las configuraciones espaciales que inscriben las formaciones sociales. La acción económica del hombre en el espacio y su relación con el medio, expresa como la naturaleza se transforma en objeto para el hombre, en instrumento de utilidad, en la medida que es enajenada del hombre a través del consumo. Las relaciones económicas se realizan (se hacen efectivas) como relaciones particulares, vinculando agentes concretos del sistema social. Tales agentes, en tanto tienen un sustrato físico, tienen una espacialidad fundada sobre momentos de la espacialidad física, como la posición relativa, la dirección del movimiento, etc., pero cuya lógica es social y no física.

En tercer lugar, se considera la
política como factor que interviene en la estructuración del espacio geográfico. A través de la comprensión de las conexiones que emergen entre los procesos políticos, el uso del poder y la utilización del espacio, se puede explicar a su vez la forma en que se maneja y transforma el ambiente. De esta manera, el análisis de los problemas ambientales urbanos desde la perspectiva geográfica considera la incidencia de las relaciones tejidas por factores de índole político en correspondencia directa con intereses económicos de grupos o agentes particulares en la construcción del espacio geográfico. Este señalamiento teórico enfatiza que las relaciones entre el ser humano y el ambiente pueden ser entendidas de manera adecuada por referencia al vínculo existente entre los patrones de uso de los recursos y las fuerzas económicas y políticas en la sociedad.

Además, el abordaje de los problemas geográfico ambientales requiere un examen del impacto que tienen el Estado y el mercado, como agentes de poder, en la forma como determinados grupos utilizan sus recursos naturales básicos, los transforman, alteran y simplifican, generando su degradación progresiva. Este tipo de análisis permite efectuar una exégesis del papel que juegan las relaciones de poder en los cambios presentes en las condiciones ambientales. Así, se reflexiona sobre cuáles son los agentes y actores que intervienen en los procesos de producción del espacio de interfases urbano-rurales, y cual es la correlación entre la participación de estos actores y el proceso progresivo de degradación ambiental.

En cuarto lugar, se examina la variable
cultural como factor que interviene en la construcción social del espacio, y por consiguiente, en la transformación y degradación ambiental. En lo concerniente al estudio del medio y sus relaciones con el hombre, se parte del principio de no aceptación de un único sentido de lugar, puesto que empíricamente se puede demostrar que no todas las personas que residen en un mismo lugar experimentan los mismos sentimientos, ni con la misma intensidad hacia el lugar que comparten.

Por el contrario, aparecen grupos de personas que presentan afinidades en lo que atañe a los lazos que establecen con el lugar en que residen.


Lugar-Sentidos de Lugar

El lugar[3] y la experiencia del mismo no es un proceso aislado, sino que se relaciona con otros procesos no siempre controlados ni tan siquiera percibidos, pero que influyen significativamente en nuestras vidas (trabajo, poder) y por consiguiente en nuestro sentido del lugar. Los sentidos de lugar aparecen pues, como un juego de fuerzas cuyos componentes pueden ser por una parte, la presencia de intereses o fuerzas estructurales que caen fuera del control individual y del grupo. “Estas fuerzas estructurales tienden a la cosificación de la vida, de la cotidianeidad y por consiguiente del espacio que, como los demás objetos, son productos de las actividades humanas y por tanto en las formas espaciales se representan los intereses de clase de acuerdo con el modo de producción dominante” (ESTEBANEZ, 1994: 53).

Además de esas fuerzas estructurales que tienden a crear un modelo territorial conforme con los intereses hegemónicos, existen en el hombre otras fuerzas más o menos desarrolladas, según el grado de alienación que le
incitan a reafirmarse, a buscar la identidad y el enraizamiento con el lugar. El juego de estos dos vectores produce una fuerza resultante que podemos denominar sentido del lugar. Por consiguiente, cada grupo o individuo está sometido a este doble juego de fuerzas contradictorias, cuyos efectos no son uniformes en todas las personas o grupos, de ahí la inexistencia de un único sentido del lugar positivo, negativo o indiferente (topofilia, topofobia o toponegligencia), sino que pueden darse personas y grupos que ante un mismo lugar experimenten reacciones adversas, es decir, nos encontramos con diferentes sentidos del lugar.


Tal vez una concepción más matizada sobre las fuerzas que actúan en la valoración espacial sea considerar como hace Parkin[4], al tratar las diferentes concepciones valorativas que compiten entre sí y actúan sobre cada individuo y grupo. Es decir, aunque la evolución del paisaje urbano o de interfases urbano-rurales hacia la uniformidad es una realidad palpable, el fenómeno puede interpretarse sin embargo de muchas maneras, puesto que los hechos por sí mismos no originan la interpretación. En nuestra sociedad occidental, pueden diferenciarse tres concepciones que tienen diferentes orígenes y proporcionan distintas interpretaciones del lugar y de su sentido o significado.

Haciendo extensivo el enfoque de Parkin al estudio del sentido del lugar, cabe diferenciar un sistema de valores dominante, cuyo origen social está en el orden institucional imperante y es el contexto moral que promueve la
cosificación del espacio y la conversión de los lugares en simples contenedores o canales de flujos, creando espacios sin capacidad de sorpresa o produciendo divisiones muy marcadas entre habitar, trabajar y circular, creando una conducta esquizofrénica en muchos de los habitantes de las áreas metropolitanas. De esta forma, el urbanismo forma parte de la esfera cultural que está impregnada de los valores dominantes que representan los puntos de vista de los grupos privilegiados, es decir, del segmento social que mayor beneficio obtiene de la reificación del marco urbano.

Por otra parte, el sistema de valores subordinado se origina en la comunidad local formada por una clase trabajadora. Su contexto moral tiende a promover respuestas acomodaticias y carece de instituciones que le permitan poner en tela de juicio el sistema de valores dominante, su influencia es, pues, muy limitada y también el pesimismo y tendencia a conseguir algunas recompensas, así como su desconocimiento global de la ciudad, ya que una de las estrategias del sistema de valores dominantes es reducir a la clase subordinada su referente social de comparación. La clase subordinada, al
carecer de una visión global de la ciudad en la que habita y de la situación real y objetiva de su marco de vida, se compara no con los grupos privilegiados, sino con sus vecinos que disponen de rentas y de marcos urbanos muy semejantes.

De este modo, en un mismo lugar se originan reacciones diferentes, por consiguiente es más apropiado hablar de sentidos de lugar y no de lugares con propiedades únicas sobre sus habitantes. En el caso de la ciudad o áreas de interfases urbano-rurales existe la presencia de sentidos de lugar según la edad, clase social o contexto cultural. Para el caso particular objeto de estudio se definen los siguientes tipos o sentidos de lugar:


Sentido del lugar social: Está dominado y orientado hacia las relaciones sociales. El lugar en sí tiene poco significado y sólo se ve como el centro en el que se producen contactos sociales. El lugar es el territorio en donde se encuentran los familiares, los amigos y los vecinos. Por lo tanto, el lugar tiene un sentido social y son los lazos sociales los que se confieren significación.


Sentido del lugar apático: Puede considerarse como la única categoría que carece de sentido del lugar. Las personas que no lo poseen no manifiestan interés por ningún aspecto del lugar, y en sus respuestas emplean una forma condescendiente y reflejan una incapacidad de transformar el curso de los hechos que afectan su vida.


Sentido del lugar instrumental: Se considera el barrio habitado como un medio para lograr un fin. El lugar es significativo en la medida que le proporciona o no mercancías, servicios, oportunidades, accesibilidad, etc. Muchas veces este sentido del lugar denota lazos de su desafecto y se insiste en lo que se percibe como carencial: aburrido, sin comercio, sucio, etc.


Sentido del lugar nostálgico: Está dominado por un sentimiento hacia el lugar, que corresponde a una situación real o imaginaria del pasado. El sentimiento que experimenta hacia el lugar, se apoya en situaciones o acontecimientos que ocurrieron en el pasado. Los pensamientos nostálgicos se refieren al tiempo y al espacio.


Sentido del lugar como plataforma o escenario: Se refiere a las personas o grupos que consideran el lugar como un escenario en el que discurren sus vidas y en una etapa significativa de su existencia. Buscan gentes afines. Tiene un carácter de mercancía y cuando se considera obsoleto, física o socialmente, se cambian de barrio en busca de sus iguales.


Sentido del lugar arraigado: El lugar es considerado algo importante. Se sienten identificados y aparece de forma manifiesta el sentido de pertenencia al lugar. Son los que pertenecían al lugar espontáneamente, sin tener que buscar justificación, se sienten muy
cómodos y se encuentran auténticamente en casa.

[1] En primer lugar, la idea de espacio fijo se asocia al espacio como escenario “inmutable y quieto” de la vida social, la cual sí es dinámica en su carácter histórico; en segundo lugar, el espacio como contenedor, en el cual están las cosas ocupando (o dejando vacío) el espacio mismo; y finalmente, como un espacio absoluto, que resume y ajusta las nociones anteriores, en el sentido que considera que el espacio tiene existencia propia e independiente, es homogéneo y es el medio isotrópico en el que existen o se localizan los objetos, incluidos los cuerpos humanos y los objetos construidos. Citado con base en: DELGADO M. Ovidio. Teorías sobre el espacio en la geografía contemporánea. Universidad Nacional de Colombia. Departamento de geografía. Bogotá. 2000. p. 7,8.

[2] Quedan así descartadas las concepciones que substancializan el espacio y aún aquellas que lo presentan como un continente homogéneo, en el cual están todas las cosas ocupando (o dejando vacío) el espacio mismo. De ser así, las formas espaciales, o las relaciones de posición o de movimiento, podrían existir también “fuera del espacio” y eventualmente ser introducidas en él. Esta imposibilidad de existencia sin el sustrato espacial es lo que se señala al decir que el espacio es una determinación constitutiva (e inseparable) de las cosas y los procesos físicos mismos, o cuando se enuncia que estos son “espaciales. Tomado de: CORAGGIO, José Luis. Sobre la espacialidad social y el concepto de región. CEPAL. Santiago de Chile. 1983. p. 22.


[3] El lugar es el espacio de relación más íntima entre los objetos naturales, la “naturaleza construida”, las relaciones sociales y las significaciones culturales. La proximidad entre los agentes sociales, la semiología del entorno cercano y la convergencia de significaciones convierten el lugar en la célula espacial básica de las colectividades humanas, es una especie de totalidad territorial comunitaria mínima. MONTAÑEZ. G. Gustavo. Introducción: Razón y pasión del espacio y el territorio. En: UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA. Red de estudios de espacio y Territorio, RET. Espacio y Territorios. Razón, pasión e imaginarios., P. 27.

[4] PARKIN, F. Orden político y desigualdades de clase, Debate, Madrid. 1978. Citado por: Ibid., p. 53.